"Año de la Integración Nacional y el Reconocimiento de Nuestra Diversidad"

miércoles, 16 de junio de 2010

Poesía y Educación

INTRODUCCIÓN.
El continuo ejercicio en la docencia, tanto en las aulas como fuera de ellas, nos hace salirnos de las clases planificadas e ir más allá a cuestionarnos por lo que hacemos y para qué enseñamos tal o cual asignatura. Todos estos años enseñando los cursos de poesía tanto peruana como hispanoamericana, nos ha llevado a seguir, primero, los grandes lineamientos sobre su arte poética de algunos connotados poetas, y segundo, reflexionar desde nuestra propia creación lo que significa y lo que deseamos conseguir con la poesía. Por supuesto, al final nos damos cuenta que no perseguimos nada, solo ver graficado en signos nuestras emociones. La poesía para los poetas siempre ha sido un misterio y a la vez una necesidad de comunicación. Cada quien ha diseñado su arte poética, pero nunca ha llega a sólidos conceptos y a definiciones precisas. Por supuesto, todos han rehuido de alguna concreción en la definición o han esquivado con algún acercamiento conceptual.

Este trabajo no es más que la síntesis de la experiencia en las aulas, y de la hermenéutica tras algunas definiciones de autores tan clásicos en la poesía contemporánea, tanto de la que se escribe en el Perú como en el contexto universal. Creemos que es necesario hacer algunas definiciones, -por más que los caminos hermenéuticos sean resbaladizos- el deslinde nos permite ver algunas concepciones borrosas que han estado enmarañadas en creencias de la función de la poesía. Sin embargo, el papel que juega la poesía como el arte mayor, ha gravitado y sigue poniendo en tensión el espíritu colectivo de una civilización, sino que va hacia otras fronteras, como es el papel que juega en la educación y en el engrandecimiento del idioma en que se escribe la poesía.

1). ¿QUÉS ES, POR QUÉ Y PARA QUÉ SE ENSEÑA POESÍA?
Efectivamente, podríamos empezar preguntándonos: ¿Por qué enseñamos poesía? o ¿para que se enseña poesía en las aulas? ¿Para qué sirve la poesía? ¿Por qué tenemos que estudiar a los poetas y sus obras? ¿Qué importancia tiene en la enseñanza la poesía? ¿Puede ser un recurso pedagógico? ¿Cuál es la importancia de este arte mayor en la consolidación de un idioma? ¿Por qué la calidad del arte expresivo que intensifican los poetas es el gran prestigio de una lengua? ¿Cuál es la función social de la poesía? ¿Cuál es su contribución en el desarrollo de la humanidad? Por supuesto, nos asaltan una serie de cuestionamientos, y nos seguirán cogiéndonos del cuello estas interrogantes por los caminos que sigan estas reflexiones. Pero, en esta vez, queremos acercarnos o realizar un acercamiento conceptual con relación a la educación. Existe un prejuicio que a la larga viene hacer un perjuicio, en muchos casos, de desdeñar el papel de la poesía en la construcción cultural de nuestras sociedades y el papel que juega en la educación. Ni siquiera se ha evaluado el rol del poeta, como instrumento expresivo, de una época, de una comunidad cultural y lingüística en el proceso histórico de nuestra civilización.

La poesía es un género lírico que se encuentra como una gran modalidad de lo literario. Viene del latín poiésis que quiere decir creación, pero creación verbal. Entonces podemos redondear que es creación artística en general. La poesía involucra siempre a la lírica, es decir, al mundo subjetivo del ser humano-poeta, con la exploración en todos los recintos del alma. Pero también afecta al poeta y en su poesía convergen dos mundos tanto el subjetivo como el objetivo, es decir, lo lírico con lo épico. “La poesía es la verdad cantada, palabras de un poeta, música de un pueblo. Los pueblos entonan la verdad, la melopea de la verdad tortura su alma pero creen en el misterio, adoran lo misterioso y se abandonan a lo invisible. El poeta muestra a su pueblo la coherencia terrena de su canto y convierte en liturgia sus esperanzas y sus terrores. Con ayuda de las palabras, la verdad y lo sagrado se hacen poemas.” (Eielson: 2004, 511) .

La poesía recobra una importancia trascendental en todos los idiomas, no existe una lengua que no exprese su estructura fónica en la poesía. Pues el verso nos permite escuchar los recursos fónicos de una lengua. La poesía sustancia y fortalece un idioma, no solamente porque le da un cuerpo textual, sino porque junto a la prosa, el verso son cauces normales que contienen la riqueza expresiva de una lengua. Pero es necesario acotar, para que una obra fuera considerada como literatura (arte verbal), antiguamente, se recurría al verso, porque ahí, en la tensión verbal, recobraba una excitación de misterio y encantamientos el lenguaje, que a su vez, lograba seducir y provocar placer y gozo, en cualquier texto cuya temática fuera diversa. “La poesía confunde el conocimiento: el conocimiento es débil. La poesía ayuda al conocimiento: el conocimiento es débil. El conocimiento, en cambio, no agrega nada a la poesía. Una metáfora puede ser el núcleo de un sistema filosófico. Un sistema filosófico no basta para desentrañarla: no olvidar nunca que una metáfora es un organismo vivo, la réplica espiritual de un organismo viviente. La elección de un lenguaje, de un verso, de un vocablo, cae dentro de los límites de una función irreversible. La forma del poema depende de la perfecta coherencia de sus partes y recibe el nombre de vida. Y dentro del ámbito de las fuerzas vivientes, el menor error, la menor falsedad, el menor gesto superfluo produce un monstruo.” (Ibídem: 2004, 510).
La palabra verso viene del latín versus que quiere decir: regreso, volver, repetición de estructuras fónicas. Retorno que caracteriza a la poesía. Aunque podríamos llamarlo discurso reiterativo, en última instancia, para complacer a los detractores de la poesía. Pero en esto consiste el talento de un poeta, sobre todo, en el trabajo de orfebrería con las palabras -caras herramientas del lenguaje de quienes se sirve el poeta- para mantener la limpieza en los recursos expresivos. “Fuera de cualquier intención específica que pueda encerrar la poesía, como ya he puesto por caso en las diversas clases mencionadas, siempre hay comunicación de alguna experiencia nueva, o alguna interpretación nueva de lo ya conocido, o la expresión de algo que hemos experimentado para lo cual no hallamos palabras, que amplía muestra conocimiento o depura nuestra sensibilidad.” (Eliot: 1959, 10, 11).

El ejercicio laborioso con el lenguaje ha permitido al poeta conquistar grandes proezas que vigorizan y hacen que una cultura -resumen colectivo del tránsito de la vida humana en este planeta- deje constancia de su paso y su contribución por el mejoramiento de nuestra civilización. Del mismo modo esto ha hecho que el idioma donde se fijó esas emociones, sentimientos, sueños y experiencias, su lengua retome trascendencia en la historia humana. “(La poesía está puesta sobre la tierra, para producirnos la recóndita sensación de poder tocar los límites, los primeros y lo últimos, para hacernos sentir que habitamos un vientre seguro, y que la noche, la soledad y la muerte están del otro lado, ajenas y distantes de nosotros, aun cuando sabemos que nos aguardan nuestra carne y nuestra alma les pertenece.” (Alarcón: 2005, 8).

2). LA FUNCIÓN DEL LENGUAJE POÉTICO
Quizá este sea el antecedente principal y la necesidad urgente de enseñar poesía en las aulas, o al menos de fundamentar el por qué su presencia en la educación, sobre todo, la poesía que se escribe en el propio idioma en que se enseña. “Todos sabemos que la poesía es intraducible. La poesía es tono, oración verbal de la vida. Es una obra construida de palabras. Traducida a otras palabras, sinónimas pero nunca idénticas, ya no es la misma. Una traducción es un nuevo poema, que apenas se parece al original.” (Vallejo: 2002, 413).
La poesía escrita, en el idioma en que se fija las emociones, por supuesto, es única, original, con bastos panoramas lingüísticos de mucho provecho en la enseñanza- aprendizaje. Aunque las tradiciones que cuentan en su haber las distintas culturas responden a su propia dinámica cultural y lingüística. “Que la poesía es urgente y que tiene una función política es para mí evidente. El poeta renueva la palabra de la tribu, y por eso su voz debe oírse. Hoy en estas sociedades masificadas tenemos necesidad del silencio y la soledad de los que brota la palabra poética.” (Benavides: 2002, 7, 8).

Cada comunidad cultural y lingüística tiene sus formas peculiares de manifestarse, por supuesto son únicas, intransferibles, intraducibles al otro código que no sea el suyo. Cada pueblo dispone de sus mejores recursos lingüísticas para expresarse, por eso cada comunidad tiene su propia poesía. Pero hay algo importante que debemos tener en cuenta “Observamos que la poesía difiere de todas las demás artes por cuanto tiene para los de la raza y lengua del poeta un valor que no puede tener para los demás. (…) pero todos sentimos que cuando leemos la traducción de una novela perdemos mucho menos que cuando leemos un poema traducido; y en una traducción de determinado tipo de obras científicas la pérdida es virtualmente nula. La historia de las lenguas europeas nos muestra que la poesía es mucho más local que la prosa. El impulso hacia el empleo literario de la lengua propia de cada pueblo se manifestó primeramente en la poesía. Y ello resulta perfectamente natural si se entiende que la poesía tiene ante todo que ver con la expresión de sentimientos y emociones; y esos sentimientos y emociones son particulares, mientras que el pensamiento es general. Es más fácil pensar en una lengua extranjera que sentir en esa lengua. Por eso no hay arte más obstinadamente nacional que la poesía. Se puede privar a un pueblo de su lengua, se puede eliminar, y se puede implantar la enseñanza de otra lengua en las escuelas; pero a menos que se enseñe a ese pueblo a sentir en una lengua diferente, no se habrá extirpado la antigua, que reaparecerá en la poesía, que es el vínculo del sentir.” (Eliot: 1959, 11, 12).

Esto todavía no entienden nuestros académicos, y los que dirigen los proyectos de la educación de nuestro país, que se empecinan en seguir creando proyectos nacionales y no regionales. Todavía no se despliega ese rigor político de crear estrategias que tengan que ver en los presupuestos de la realidad lingüística y cultural de nuestras regiones. Ahí vamos a encontrar el problema más visible, en el cuerpo geográfico nacional, todavía existen culturas con sus lenguas, distintas y distantes unas de otras. Por eso es necesario armar los corpus de la poesía regional que tenemos en el interior del país, ya sea en sus lenguas originarias como esa poesía escrita en el código occidental. “Una lengua superior pocas veces puede ser exterminada, salvo que se extermine al pueblo que la habla. Cuando una lengua sustituye a otra, por lo general se debe a que esa lengua posee ventajas que la recomiendan y que no solo significan una diferencia sino también una amplitud y una perfección mayores que las de la antigua, y no solamente para pensar en ella sino también para sentir en ella.” (Ibídem: 12)

En todos los proyectos educativos no se ha considerado no solo lo que piensa un pueblo, ni lo que siente, peor se ha despreciado sus sentimientos y sus ideas acerca del mundo que los rodea. Lamentablemente se ha obviado sus expresiones y representaciones artísticas, pues ahí se encuentran toda su experiencia de siglos y de inmensos planos de observación y meditación. Por supuesto, esto nos ha conllevado al fracaso, a la derrota a corto y largo plazo. Pues volviendo a la poesía y sus relaciones en el quehacer de la humanidad, “Lo que importa principalmente en un poema es el tono con que se dice una cosa y, secundariamente, lo que se dice. Lo que se dice es, en efecto, susceptible de pasar a otro idioma, pero el tono con que eso se dice, no. El tono queda inamovible en las palabras del idioma original en que fue concebido y creado.” (Vallejo: 2002, 413).

Los sentimientos y emociones que son fijados por las generaciones de un pueblo quedan eternizados en este arte mayor que es la poesía. Con cuanto espanto y asombro, en muchos casos, despertamos al escuchar a los poetas populares, a los cumananeros, en la región norte del Perú, desplegar todo su talento y engrandecer el idioma. En la tradición oral se encuentra una poesía que no ha sido recepcionadas con la debida importancia en los centros académicos, más bien el canon las ha excluido de sus recuentos y estudios. La poesía, en muchos casos, deja de ser popular y se convierte en ese recipiente de cristal donde fluctúan las emociones espirituales. “La emoción y el sentimiento se expresan mejor en la lengua común del pueblo, vale decir, en la lengua común a todas las clases: la estructura, el ritmo, el sonido, la índole de una lengua expresan la personalidad del pueblo que la habla. Cuando afirmo que la poesía más que a la prosa le concierne la expresión de las emociones y sentimientos, no quiero decir que la poesía no deba tener un contenido o un significado intelectual, ni que la gran poesía no encierre más significado intelectual que la poesía menor. (…) Daré por sentado que los pueblos hallan la expresión mas consciente de sus sentimientos más profundos en la poesía de su propia lengua antes que en cualquier otro arte o en la poesía de otras lenguas.” (Eliot: 1959, 12).

3). ¿CUÁL ES LA RESPONSABILIDAD DEL POETA?
Primero deslindemos ¿de qué responsabilidad? Es cierto, cada acto de un poeta en una sociedad es visto con la incomprensión sujeta solo en el quehacer de sus actos de vida y no en juzgar su obra. Casos en la historia han expresado una exageración al evaluarlos. Por supuesto, no nos vamos a detener en reprochar ni en querer desagraviar a algunos genios que han sufrido el linchamiento de la crítica como de las sociedades donde se han deslizado. “Podríamos afirmar que el poeta como poeta sólo indirectamente tiene una obligación frente a su pueblo; su obligación directa es con su lengua: conservarla primero, y ampliarla y perfeccionarla en segundo término.” (Ibídem: 12).


El poeta tiene una obligación y responsabilidad con el lenguaje, el principal instrumento de quien se apoya para erigir su obra. El lenguaje viene hacer la parte esencial de su preocupación, después las demás responsabilidades, sociales, políticas, culturales, etc. etc. Desde el lenguaje más su experiencia edifica sus grandes sueños y crea mundos inimaginables con las palabras. “¿Qué pretende el poeta cuando expresa su experiencia? La poesía, ha dicho Rimbaud, quiere cambiar la vida. No intenta embellecerla, como piensan los estetas y los literatos, ni hacerla más justa o buena, como sueñan los moralistas. Mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado el mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre el hombre y el mundo, entre el hombre y la mujer, entre el hombre y su propia conciencia. No pretende hermosear, santificar, o idealizar lo que toca, sino volverlo sagrado. Por eso no es moral o inmoral; justa o injusta; falsa o verdadera; hermosa o fea. Es simplemente, poesía de soledad o de comunión. Porque la poesía, que es un testimonio del éxtasis, del amor dichoso, también lo es de la desesperación. Y tanto como un ruego puede ser una blasfemia. La sociedad moderna no puede perdonar a la poesía su naturaleza: le parece sacrílega. Aunque ésta se disfrace, acepte comulgar en el mismo altar común y luego justifique con toda clase de razones su embriaguez, la conciencia social la probará siempre como un extravío y una locura peligrosa.” (Paz: 1984, 95, 96).

El poeta solo tiene una responsabilidad cercana, que lo asedia, lo angustia, lo lleva al éxtasis y al mismo infierno, es su propio arte, la búsqueda de la palabra justa, el ritmo exacto, la expresión total de la música en el conjunto del poema y los vastos sentidos que alcancen su poesía. Por supuesto en esto está inmerso el trabajo de orfebrería con el lenguaje, la responsabilidad con el hablar de su tiempo, de su época. Entonces “Hay que quebrar y rehacer las formas: pero creo que toda lengua, mientras siga siendo esa lengua, impone sus leyes y restricciones y admite sus propias licencias, establece sus propios ritmos y pausas sonoras. Y la lengua cambia constantemente: el poeta debe aceptar y aprovechar sus cambios de vocabulario, de sintaxis, de pronunciación y de entonación – a la larga- hasta su menoscabo. Tiene en cambio el privilegio de contribuir al desarrollo de la lengua, y de mantener su cualidad, su capacidad para expresar todo el alcance y los matices sutiles del sentimiento y la emoción, sus tarea consiste a la vez en responder a los cambios y tornarlos conscientes y en luchar para que no degenere y llegue a ser inferior a la que él recibió del pasado. Las libertades que se tome el poeta han de ser en provecho del orden.” (Eliot: 1959, 33)

El buen nivel que haya alcanzado, en su arte el poeta, será la garantía de la evolución y madurez de su lengua y cultura. Por eso afirmamos que una de sus responsabilidades primordiales es con su trabajo, su razón de vida que es la poesía. Para el poeta la poesía viene hacer una necesidad, que no solo se queda en la necesidad de expresarse, sino que rebasa y se desborda hacia los otros campos de la existencia humana. Pero debemos tener en cuenta lo que el gran poeta español Gerardo Diego escribía en un prólogo de su misma poesía: “Que el poeta intente explicar lo que es la poesía ya es un empeño temerario. Pero que encima tenga que complicar su teoría o su experiencia o, como ahora dicen, su vivencia o sus vivencias, con las de el amor creado y creído, vivido y soñado, forzosamente ha de resultar empresa demencial o inverosímil. Ahora bien, y tentándome la ropa, ¿Quién me obliga a mí a tales definiciones y explicaderas? Nadie.” (Diego: 1979, 9).

En la poesía muchas veces se encuentran los actos de vida en que el poeta compromete su biografía. Encontrar un buen verso puede demandar semanas, meses, hasta años. Como se decía en el siglo XVI: “Solitarios son los actos del poeta”. Las responsabilidades del poeta son con su arte, consigo mismo, por eso es que se requiere de conciliar sus afectos, sus emociones, sus autocríticas, y sus críticas por todo lo que el dial de su ser sensitivo pueda albergar en su recepción. Porque “La poesía es la derrota permanente del lugar común, siempre es una manera nueva de nombrar las cosas. (…) La poesía es un acto de palabras y las palabras tienen que ser fundadoras. (…) La poesía no está hecha para conmover ni para convencer ni para conducir ni para dirigir. La poesía está hecha para vivir. Es una forma de conocimiento. Tú no sabes cuando empiezas a escribir lo que va a salir; tienes una idea vaga de lo que quieres decir, pero las palabras llama a las palabras. Es innegable porque tu propia reflexión te lleva sin interés de convencer, conmover, ganar plata o ganar amigos. No. Son huevadas. Tú frente a ti mismo.” (Cisneros: 2004, 13).

4). LA POESÍA: EXPRESIÓN VIVA DE UNA LENGUA Y CULTURA
Gracias a la poesía podemos escuchar las voces de civilizaciones que nos han antecedido, en algunos casos la tecnología de la palabra escrita –como la llama Walter Ong- ha podido fijar distintas y distantes voces que venían transmitiéndose de generación en generación. Por ejemplo “Los ritmos de los anglosajones, los celtas, los franco, la inglesa, junto con los ritmos del latín y, en distintos periodos, del francés, el italiano y el español. (…) Pero hay una ley natural más poderosa que estas corrientes cambiantes, o que las influencias llegadas de fuera o de la historia: y es que la poesía no debe apartarse demasiado de la lengua corriente que empleamos y oímos a diario. Se apoye en el acento o en la sílaba, sea o no rimada, formal o libre, la poesía no puede permitirse una pérdida de contactos con la lengua cambiante del trato común.” (Eliot: 1959, 22, 23).
Una de las peores catástrofes que ha ocurrido en el Perú, es sin duda, la desaparición de sus lenguas. Por supuesto, devastador es el panorama porque con ellas se fue todo el conocimiento y la información como potencial de riqueza. En especial sus expresiones artísticas como es su arte verbal o poesía. Aunque, en algunas regiones se encuentran intactas estas expresiones del arte verbal, en otras solo nos han quedado pequeños fragmentos que es imposible determinar su lengua de origen. “Si la palabra es oral, dura lo que en el viento. Si escrita, lo que dura la materia donde se graba. No obstante, el hombre aspira a que su palabra permanezca, lo cual es posible solo en dos lugares: la memoria y el corazón de los hombres. Pero allí sólo prevalece la palabra esencial. Y ésa es la palabra del poeta.” (Alarcón: 2005, 7).

Entonces, perder una lengua es un desastre porque significa perder una cultura. En contraposición, rescatar una lengua es rescatar una cultura. Muchas veces hemos estado imposibilitados para acceder a los conocimientos prehispánicos debido a la desaparición de sus lenguas y, sobre todo, su arte verbal. Por eso, perder una lengua es un desastre. Una lengua tiene valor no sólo para una comunidad lingüística, sino para toda la humanidad, puesto que, en ella están anillados los conocimientos colectivos y su arte verbal, en gran escala diversas expresiones artísticas que se transmiten de generación en generación. Una lengua es una forma de vida, no podemos darnos el lujo de perder una vida, es decir, muchas vidas. Todo muere con ellas, en especial los conocimientos. “El acceso a la página impresa no convierte necesariamente el arte verbal quechua en “literatura” de tipo occidental; se trata sólo una registro, de una escritura que es apenas signo delicado y siempre deficiente de la totalidad del sistema cultural; como tal, es quizá tan sólo una de las evidencias de la reconquista cultural de esta época moderna; reconquista que no significa avasallamiento sino un mayor enriquecimiento de nuestras formas culturales, una mejor toma de conciencia de nuestro destino histórico, como lo han demostrado nuestros más grandes escritores.” (Bendezú: 2003, XXXVI)

Por eso, muchas veces, celebramos ciertos fragmentos de una lengua que han sobrevivido gracias a la magia de su arte verbal, en especial de la poesía, con algunos cantos que nuestros anteriores peruanos empleaban en sus ceremonias, en sus rituales, especialmente para celebrar la vida tanto humana como la que les rodeaba. Este es el caso de los himnos y cantos de los curanderos de la sierra piurana que venimos investigando, de donde hemos rescatado voces prehispánicas y preincas. En otros casos los curanderos usan cantos en sus rituales pero a través de un nudo idiomático, donde se fusionan voces de distintas y distantes épocas y civilizaciones con las presentes. Aquella poesía que escuchamos en los rituales de estos curanderos está acompasada ya sea con algún instrumento musical como con una sonaja hecha por ellos mismo. “La música de una palabra está, por así decirlo, en un punto de intersección: nace primero de su relación con las palabras que la preceden y la siguen inmediatamente, e indefinidamente con el resto del contexto; y de otra relación, la de su significado inmediato dentro de ese contexto con todos los otros significados que ha tenido dentro de otros contextos, con su mayor o menor riqueza de asociación.” (Eliot: 1959, 26, 27).
El lenguaje cotidiano es lo que identifica a las culturas. Es una textura fresca que revitaliza y regenera (con otros eventos) una civilización anterior en el presente. El pasado no resucita sino que se prolonga con la oralidad, en los discursos de tradición oral, en cuyo ajirafado cuello espiritual, emergen voces originales desde remotas civilizaciones hasta estas épocas. Por supuesto, esa espiritualidad es una “presencia-ausencia”, como dicen los curanderos en la sierra piurana, cuyo cordón umbilical es su identidad. El tiempo lingüístico verbaliza una cultura, la actualiza, la regenera, le impone nuevos eventos vigorizándola con un orden semántico y sintáctico en su interacción. No hay tradición sin lenguaje. El lenguaje es la esencia y el ser mismo de una tradición. El movimiento lingüístico, dentro de una cultura, propicia un ritmo dinámico en esa comunidad cultural. Por lo tanto, una cultura adquiere mayor riqueza, en su irradiación, cuando en su esencia lingüística, se recrean y se construyen sus discursos como símbolo de su propia interacción. Por eso hay tomar en cuenta que “La poesía vive una vida implacable. Todos sus actos son certeros, orgánicamente necesarios, inequívocos. La ambigüedad o el error la fulminan. Los poemas que se escriben para engendrar esa vida están armados contra la muerte. Ninguna sombra puede ocultarlo; ningún límite detenerlos.” (Alarcón: 2005, 7).

La grandeza de una cultura está contenida en la riqueza de sus discursos. Por eso que, cuanto más nos acerquemos a los discursos orales, es decir, en el análisis y entendimiento, mejor vamos a comprender nuestro pasado. Este es, creemos, el camino justo, sobre todo, para ir al encuentro con nosotros mismos. Desde ahí tenemos que edificarnos como pueblo, como país de naciones. Porque así como estamos somos un país sin nación. O preguntémonos: ¿sobre cuál de las grandes tradiciones culturales se va a levantar la nación peruana? Sobre la inca dirían algunos, yo de descendencia espiritual muchica y guayacundo, protestaría, mientras otros plantearían sobre la aymara o huari, y así seguirían las protestas. En conclusión, preguntémonos: ¿Qué es lo que nos une a los seres humanos? ¿Qué es lo que nos seduce y nos convoca para una unión? Pues es la cultura, aquella feliz coincidencia de poder compartir espacios de entendimiento, donde se encuentran aquellos convenios espirituales para compartir una costumbre, una tradición, ya sea con la música, con la poesía, el baile, u otra representación semiótica de una comunidad cultural. Sobre esta ambientación la vitalidad de la palabra de un poeta propicia espacios sagrados de acercamientos. “El poeta da nombre a todo lo que no lo tiene. Se bate sobre la nada y crea realidades. El poema produce nuevas significaciones, de ahí su aparente oscuridad. Su oficio consiste en ingresar al tenebroso Caos y arrancarle pedazos de luz para ensanchar el reino de lo humano. Mientras el hombre sienta el horror de la noche, el poeta no puede dar por terminada su labor.” (Ibídem: 2005, 8).

La poesía es la esencia de una cultura y su lengua, ahí se sintetizan sus desvelos espirituales y sus grandes esperanzas. No existe poesía que no sea hija de una época y su cultura. Es expresión y muestrario de los recursos y estructuras fónicas que enriquecen un idioma. Una civilización se muestra en el grado más alto, en su ascensión espiritual, en su grado más alto de sensibilidad. La poesía no solo responde a la capacidad fónica que ha alcanzado una lengua, sino que sintetiza otros atributos de percepción y conocimiento que ha alcanzado una cultura. “Es natural esperar que la madurez de la lengua vaya acompañada de la madurez del espíritu y las costumbres. Podemos esperar que la lengua se aproxime a la madurez en el momento en que los hombres adquieren sentido crítico del pasado, confianza en el presente y no dudan conscientemente del futuro. En literatura, ello significa que el poeta tiene conciencia de sus predecesores, y que nosotros tenemos conciencia de sus predecesores que hay detrás, en la misma forma en que tenemos conciencia de los rasgos ancestrales de una persona que al mismo tiempo es individuo único. Los predecesores mismos deben ser grandes y dignos: pero sus realizaciones deben ser tales que sugieran recursos del lenguaje no desarrollados aún, y que no opriman a los escritores más jóvenes con el temor de lo que todo lo que puede hacerse en su lengua ya ha sido hecho. Por cierto que al poeta, en su edad madura, todavía puede estimularlo la esperanza que hacer algo que sus predecesores no han hecho; hasta puede rebelarse contra ellos, como puede rebelarse un adolescente promisorio contra las creencias, los hábitos y las costumbres de sus padres; pero retrospectivamente, vemos que es también el continuador de sus tradiciones, que conserva las características familiares esenciales, y que las diferencias de su comportamiento son diferencias circunstanciales de época.” (Eliot: 1959, 55).

PRESTACIÓN DE UNA CONCLUSIÓN
En las continuas reuniones que teníamos con el maestro Washington Delgado nos decía que una de las preguntas más difíciles para un poeta es dar una definición de lo que era la poesía. ¿Qué es poesía? Terrible toma de conciencia para un poeta. Siempre se rehuye con un arte poética. Pero siempre casi queda todo por decir y nada por definir. Y eso es lo que queremos dejar sentado, que a pesar de acercamientos varios que hayamos hecho con argumentaciones de connotados poetas, la poesía siempre deja esa abertura e insatisfacción de seguir diciendo en busca de alguna definición, siempre con la esperanza de que nunca la vamos a encontrar. Pero algo si no queda bien claro, de tal manera que es imposible el dejar de lado esta conclusión: la poesía tiene implicancias mayores en la educación, sobre todo, porque despliega diversos sentidos en el aprendizaje de los alumnos y llena de recursos de gran motivación en la enseñanza para el docente. Entonces no solo está el reconocer los recursos y estructuras fónicas de un idioma, sino que las lecciones que de ellas recogemos apuntan a una lección integral.
Pues queremos compartir lo que el poeta Delgado escribió para satisfacer algunas inquietudes sobre el tema en cuestión. “¿Qué es poesía? He aquí una pregunta que ha sido formulada miles de veces y respondida cada vez de una manera diferente. Intentar una nueva definición significaría un trabajo arduo y de resultado dudoso. Es preferible escoger las definiciones más pertinentes y sugestivas. Tres nos parecen particularmente apropiadas, las dos primeras de escritores ingleses y la tercera de un español. La primera de Coleridge, poeta romántico de comienzos del siglo XIX: “La poesía son las mejores palabras en el mejor orden posible”. La segunda es de Eliot, poeta contemporáneo, de los más grandes de la lengua inglesa: “La poesía no descubre verdades, esa es tarea de la ciencia; la poesía hace más evidente las verdades”. La del poeta español Antonio Machado es la siguiente: “La poesía es la palabra en el tiempo”. (…) La poesía no es algo abstracto e inerte sino un objeto vivo y concreto, como dice Machado “palabra en el tiempo”. (…) Estas es la verdadera poesía la que se mueve entre las cosas reales, concretas, temporales perecederas. Por eso es viva y permanente. Porque no se aísla del mundo, porque se instala en el mundo. La poesía no es evasión de la vida ni imitación de la vida. Es, en realidad, la vida misma convertida en palabra.” (Delgado: 2005, 13, 14, 15).

Por otro lado, en las aulas, la poesía se presenta como un recurso pedagógico que va alimentar diversos sentidos en que se quiera orientar la educación. La poesía y la educación siempre van a compartir funciones primordiales para edificar una conciencia humana, como también el humanizar una civilización.

BIBLIOGRAFÍA

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