"Año de la Integración Nacional y el Reconocimiento de Nuestra Diversidad"

martes, 30 de noviembre de 2010

Un arma eficaz contra la desnutrición

Por: Carlos Córdova Cerrón, Director de Actualidad Pesquera.
La grandeza del Perú precolombino y colonial es evidente al haber constituido uno de los estados más poderosos de América. Sus raíces milenarias dieron origen a admirables civilizaciones que alcanzaron un alto florecimiento cultural y su fusión con Occidente alcanzó su máximo esplendor y desarrollo con el gran virreinato del Perú.

En ambas etapas de nuestra rica historia la alimentación fue un factor geoeconómico fundamental para la evolución de la sociedad peruana.

Productos nativos como la papa, quinua, maíz, entre otros, constituyen hoy grandes aportes de América a la humanidad. Lo mismo ha sucedido con los alimentos procedentes del mar, entre los que destaca, desde hace milenios, la anchoveta.

Este pequeño pez tiene una calidad nutricional de primer orden y abunda en nuestros mares. Desde las épocas de la ciudad Caral, mucho antes de los incas, se acostumbraba deshidratarla al aire libre para distribuirla todo el año en lejanos territorios de los Andes.

Nos brinda aproximadamente 19% de proteína de alto valor biológico y un contenido graso de 8%, del cual el 28% corresponde a ácidos grasos esenciales llamados omega-3. Contiene vitaminas y minerales indispensables para desarrollar una vida física y mentalmente sana.

En el Perú moderno, el futuro de la Patria está en nuestras nuevas generaciones. El Gobierno ha asumido el reto de combatir a la pobreza y a una de sus peores secuelas, que es la desnutrición infantil.

Este mal, que socava a las sociedades de los países pobres, no solo se manifiesta por el detenimiento o retraso en la talla y peso del niño, sino en su capacidad mental.

Este retraso no es posible curarlo y su recuperación es imposible. Por lo tanto, la nutrición debe empezar desde la gestación en el vientre materno.

Los especialistas recomiendan que la anchoveta y sus derivados deben estar al alcance de las madres gestantes y lactantes a precios populares, como lo plantea el ingeniero Manuel Plácido, investigador del Instituto Tecnológico Pesquero (ITP).

Pero resulta que la anchoveta se dejó de consumir a partir de la década de 1950, cuando se destinó para la producción de aceite y harina de pescado para uso pecuario. Para producir una tonelada de harina se requieren cuatro toneladas, mientras que para producir una tonelada de anchoas se necesitan solo dos toneladas, ¿Cuáles son las ventajas económicas y los beneficios socioeconómicos?

En la última mitad del siglo XX hemos vivido de espaldas a la anchoveta. Recién en la década de 1990 se comienza a utilizar la anchoveta para el consumo humano directo gracias a las investigaciones y tecnologías desarrolladas por el ITP y a empresarios pesqueros con responsabilidad social.

Frente al problema de la subalimentación y la seguridad alimenticia, hemos expresado que falta todavía ampliar campañas y objetivos de lo que nos puede proporcionar la pesca y la acuicultura.

Recordemos que el presidente Alan García Pérez, desde que asumió su segundo período de gobierno, resaltó la importancia de la pesquería, sobre todo de la pequeña y milagrosa anchoveta, para el consumo humano directo. Fuente: El Peruano

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